
Volvieron los toros a Quijorna
El pasado sábado 14 de octubre, volvieron los toros al pueblo de Quijorna, después de un vacío de 13 años sin lidia a pie y 5 sin festejos taurinos, el pueblo madrileño volvió a disfrutar de una jornada llena de actividades, todas ellas relacionadas con el toro. El plato fuerte de la jornada llegó por la tarde con una clase práctica de la ETCM José Cubero “Yiyo”, si los alumnos devolvieron con sus capotes y muletas el colorido a la plaza, la Asociación Cultural Taurina de Quijorna devolvió la tauromaquia y con ello la alegría de un pueblo que ha estado demasiados años sin toros. Hablamos con Óscar Ramos, presidente de la asociación:
Cuéntanos sobre la tradición taurina de Quijorna…
En Quijorna desde tiempos inmemorables, había toros en todas las festividades del pueblo. Se empezó haciendo una capea y conforme fue creciendo el pueblo se empezaron a organizar novilladas, generalmente una picada y otra sin picar si no, se combinaban con un concurso de recortes y por las mañanas encierros. En 2010 con la crisis inmobiliaria, el ayuntamiento prescindió de muchas cosas, redujo el presupuesto de las fiestas a la mitad y lo primero que cayó, pues fueron los encierros y los festejos taurinos.
En 2018 se celebró un concurso de recortes ¿Cómo se llevó aquello a cabo?
El año anterior fuimos puerta por puerta pidiendo dinero para poder hacer un festejo, todo el pueblo participó en función de su capacidad hasta recolectar los 9.000€. Conseguimos para una suelta de un novillo y varias vacas, que echamos por la maña, y por la tarde, una empresa quiso ayudarnos y hacer una suelta a modo de concurso. Sabíamos que eso podía ser el transportín para volver a recuperar los festejos mayores.
El año pasado con mi dinero, con la ilusión de recuperar el ambiente y las fiestas de siempre hice un encierro de carretones por la mañana y una bueyada por la tarde, aquel día tuvo una acogida enorme y el pueblo se llenó.
¿Cómo ha vivido el pueblo estos años sin toros?
Con tristeza, una tristeza enorme, el ambiente no era ni parecido a lo que llevábamos viviendo toda la vida. Veías la calle triste. Pero este año cuando ya sabíamos que iba a salir adelante, el programa de fiestas era totalmente diferente.
Los niños se colaban en la plaza de toros para abrir puertas, levantar cajones, es decir, lo que hemos hecho siempre, jugar a los toros con nuestros amigos. El día que fui a adornar la plaza y me la encontré llena de niños, aquello, me llenó enormemente.
¿Cómo de importante es que los niños se acerquen de esta manera a la tauromaquia?
Importantísimo, la escuela siempre estuvo en contacto con nosotros y a favor de la propuesta. Han sido muchas generaciones que no han vivido la tauromaquia, sus valores, el saber estar, el respeto…
Se me saltaban las lágrimas de ver como un chavalillo de 14 años podía ser tan educado, tan sereno y lo torero que se puede llegar a ser tan pequeño.
¿Con qué expectativas miráis al futuro?
Las expectativas son cada vez más grandes, además de mantener este baluarte que ha sido la clase práctica, lo siguiente que queremos es recuperar los encierros, que es la espinita que se nos ha quedado siempre. Una vez ya tenemos la plaza, ir creciendo con ella como eje. Y a partir de recuperar los encierros el máximo de días posibles, hacer una feria de varios festejos.
¿Crees que puede ser un ejemplo para que en otras localidades la gente del pueblo se anime a luchar para devolver a los toros a sus fiestas?
Segurísimo, además, me encantaría. Y si alguien quiere yo cedo la experiencia de estos 9 años picando de aquí y allí y recorriéndome los pueblos de la Comunidad de Madrid. En muchos pueblos falta esa actividad que reúna a toda la familia, y que devuelva al pueblo sus fiestas antiguas. La mayoría de las asociaciones que trabajan por esto no tienen la suerte de tener el apoyo de todo el pueblo, como es nuestro caso. Por eso yo quería agradecer a todos los empresarios, vecinos y familias que lo han hecho posible.
Cuéntanos un poco más sobre la asociación, ¿a qué os dedicáis?
La asociación nació en 2014 cuando un grupito de chavales nos juntamos en el suelo de un garaje, pensábamos que no podíamos dejar que nuestras fiestas se quedasen sin tradiciones ni un día más. Empezamos con clases prácticas de toreo de salón, tertulias, visitas a ganaderías, capeas… Con la pandemia paramos la actividad al completo, y ahora, hemos vuelto con muchas ganas, hay mucha gente que quiere unirse. Hemos conseguido que no sea una asociación de personas, sino un pueblo tirando hacia un mismo punto.
Nerea Etxarri